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La composición grasa de los frutos secos, su contenido en antioxidantes, fibra y otras sustancias bioactivas, proporciona a estos alimentos un gran valor nutricional. Existen diversas evidencias científicas de la actividad cardioprotectora que proporciona su consumo habitual y cada vez son más las pruebas de su posible efecto sobre el control del peso y la aparición de la diabetes.

La protección que ejercen los frutos secos depende de la dosis que se ingiera, con una ración 4 o 5 veces por semana, es posible reducir aproximadamente un 40% el riesgo relativo de sufrir una cardiopatía coronaria sea cual sea la edad, el sexo, estrato social, raza, y estilo de vida.

En la composición grasa de los frutos secos destaca su bajo contenido en ácidos grasos saturados y la elevada proporción de ácidos grasos monoinsaturados. Esta grasa es cardioprotectora por varios motivos. Por un lado, evita el consumo de otros alimentos saciantes, pero ricos en ácidos grasos saturados y azúcares simples que son negativos para la salud cardiovascular. Por otro lado, el consumo de ácidos grasos insaturados protege la salud coronaria por sí mismo y los AGP n-3 de los frutos secos (sobre todo de las nueces) tienen un efecto antiarrítmico.

El daño o estrés oxidativo está estrechamente ligado a la fisiopatología de diversas enfermedades inflamatorias crónicas, así pues, encontramos más de un centenar de sustancias antioxidantes en los alimentos de origen vegetal como son los frutos secos. Diversos estudios afirman que una disminución del riesgo cardiovascular es a causa de una dieta ricas en fibra; ya sea porque la fibra en sí es protectora o porque es un marcador de patrones alimentarios saludables.

Así pues, encontramos que los frutos secos son los alimentos con mayor contenido en fibra después de los cereales integrales. Contienen cantidades variables de ácido fólico, este participa en los procesos de detoxificación de la homocisteína, factor de riesgo para el desarrollo de arteriosclerosis. El riesgo de experimentar una estenosis de la carótida por aterosclerosis aumenta a medida que se incrementa la concentración plasmática de homocisteína. Valores elevados de colesterol en sangre son el principal factor de riesgo de presentar una enfermedad cardiovascular.

Diversos estudios encuentran en la ingesta regular de frutos secos una mejora el perfil lipídico. Esta disminuye el colesterol total, además proporciona un efecto favorable sobre el colesterol unido a lipoprotéinas de alta densidad (HDL), tanto en individuos hipercolesterolémicos como normocolesterolémicos. La adición de frutos secos a la dieta promueve una reducción tanto del peso corporal como de la grasa magra. Además, las dietas ricas en frutos secos se han relacionado con un menor riesgo de presentar diabetes tipo 2 y un mejor control glucémico en los pacientes diabéticos.

 

 

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