Loading...

La osteopatía es una medicina manual que exige un conocimiento preciso anatomo-fisiológico y de las diferentes relaciones existentes en el cuerpo humano, buscando siempre el concepto de unidad e interrelación. El tratamiento osteopático consiste en un conjunto de técnicas aplicadas sobre los diferentes tejidos (musculares, articulares, óseos, viscerales y nerviosos) obteniendo de forma directa y/o indirecta reacciones fisiológicas que buscan la normalización de las diversas alteraciones con la finalidad de restaurarlas y devolverle la homeostasis.

Es por tanto una medicina holística, es decir, considera el cuerpo como una unidad funcional global e indivisible que abarca desde sus tres grandes ramas:

Encargada de restablecer la movilidad articular y la elasticidad de los tejidos del sistema músculo-esquelético mediante la aplicación de técnicas dirigidas a liberar y ajustar las articulaciones. Estas técnicas son conocidas como técnicas de alta velocidad y baja amplitud o técnicas Thrusth.

“Somos un esqueleto bañado en fluidos”

Destinada a restablecer la motilidad y movilidad visceral mediante técnicas de estiramiento y de manipulación miofasciales. Las vísceras las podemos encontrar sujetas a los cuerpos vertebrales, a otras vísceras, apoyadas en músculos, separadas por fascias… es decir, forman parte de la estructura del individuo, se trata de una articulación más del organismo y como dice el segundo principio de la osteopatía: La estructura gobierna la función.

“El origen de muchas afectaciones viscerales, circulatorias y músculo-esqueléticas está en la alteración de movilidad de nuestro sistema visceral”​

Se encarga de restablecer la movilidad y elasticidad de las suturas craneales y mejorar la circulación del líquido cefalorraquídeo mediante leves presiones sobre los propios huesos del cráneo con el objetivo de promover cambios beneficiosos sobre el sistema nervioso central.

“Encuentra el origen de la lesión, trátala y deja que el organismo actúe”​